O de cómo MaTT corrió 10 KM y se graduó de atleta luego de un día sin almorzar.
Hoy me gradué de atleta, corrí 10 KM de forma oficial (todas las veces anteriores fue extraoficialmente) y motivado por esta experiencia emocionante, novedosa y llena de manliness he decidido resumir mi experiencia kilómetro por kilómetro a ver si logro animar a que ustedes, pusilánimes, se nieguen a la labor de pasarse el domingo rascándose los gumaros y se unan a la escuela de vida saludable de MaTT.
Previas:
Mucha expectativa y curiosidad, nunca había participado de manera oficial en una carrera organizada;
soy un caminante consumado y era momento de medirme frente a otros individuos, algunos más experimentados, otros más fuertes, otros más resistentes, pero ninguno tan
overallmente extraordinario como MaTT. La angustia previa de la carrera era fuerte pero estaba preparado mentalmente, ya que no se comparaba con la angustia previa de la tesis.
Me levanté a las 6 y media de la mañana, me coloqué mi uniforme de guerra, aprecié lo macho que me veía en el polo verde de Adidas que había recogido el día anterior (dónde con mi carisma y MaTTitude robé más que una foto a las responsables de la entrega, nota mental: contactarlas lo antes posible) y gocé ver cómo los kilos que he bajado gracias a mi entrenamiento autoinflingido con férrea disciplina se notaban en mi abdomen ahora plano (los músculos vienen pronto).
Me fui caminando desde mi casa al lugar de la carrera porque soy así de bueno, por el camino me crucé con 10 individuos que llevaban el mismo polo que yo y números mayores a mi dignísimo "6503", no pude evitar sentirme como Gokú cuando llegaba al torneo de las artes marciales. Llegué tras 45 minutos de caminata y me vi perdido al medio de una marea verde, estaba allí, usando mi tamaño imponente logré avanzar entre el mar de gente y colocarme a algo de 20 metros de la partida, delante mío unas señoras cincuentonas de esas que piensan que parecen cuarentonas discutían asuntos sin importancia, a mi lado derecho dos corredores veteranos reflexionaban sobre su cronograma de carreras para el año, delante mío un joven corredor larguirucho y blaquiñoso, con ojos color miel abrazaba a su joven novia igualmente larguirucha, blanquiñosa y con ojos color miel, a mi lado izquierdo un joven trigueño con cara de terror daba saltitos calentando y por todas partes corredores de todos los tipos saltaban y se movían de manera perturbadora; inspirando temor y confiado en mi entrenamiento previo (y el calentamiento que significó llegar caminando), crucé los brazos y cual Pikkoro antes del torneo me dediqué a observar el espectáculo.
MaTT antes de la carrera: Interpretación del Autor
Los minutos se hacían eternos, pero finalmente el tiempo no cesa su curso. Indicaron que avancemos a la línea de partida, todos trotaron mientras yo caminaba como si estuviera bajando por la rampa de un Summerslam cualquiera, se dio la partida, el momento había llegado.
KM 0 a 1
Energías a tope, trote sencillo, muchas sonrisas ante las cámaras, la marea se mueve uniformemente, motivado por el público pretendo correr al máximo, pero recuerdo que yo soy un corredor de resistencia, no un velocista, me freno sabiamente, no faltaron los émulos de Speedy Gonzales y del Correcaminos, más cámaras, más sonrisas.
KM 1 a 2
El hecho de haber entrenado por otras rutas juega en mi psicología, siento que he corrido más y tengo una suerte de cansancio figurado, nada que no pudiera superar respirando adecuadamente, a mi lado un señor bastante subido de peso corre agitado: "Al menos está intentando salir de la MaTTrix", pienso, adelanto el paso. Más cámaras, más sonrisas, posería al estilo MaTT. La carrera es una fiesta.
KM 2 a 3
Mantengo un ritmo fijo, disciplinado, cuasi-militar, a mi lado corredores empiezan a adelantarme, uno, tras otro, tras otro, hombres y mujeres, mayores y jóvenes, poco a poco empiezan a subir posiciones; mi espíritu competitivo me invoca a superarlos, a correr a toda máquina, a hacerlos morder el polvo. Pretendo hacerlo, algo me detiene, en mi mente vuelve el pensamiento de "tú eres un corredor de resistencia, no un velocista", aplico la analogía a la vida real, en efecto, yo soy de los que pretende llegar lejos por lo que no puedo apurarme, mantengo el paso.
KM 3 a 4
Abandonamos el lugar base de la carrera, el famoso Pentágono, esta parte me preocupaba porque no había recorrido esa ruta previamente, simulo que todo va bien, más flashes antes de salir, y demuestro aquello para lo que estoy mejor entrenado: robar cámara.
Les dije que venían los músculos
KM 4 a 5
Empiezo a sentir cierta fatiga pero continúo a paso firme, me conozco, ya he corrido esta distancia antes (aunque por otra ruta) y la fatiga es únicamente el rezago de humanidad que me queda, casi llegando al quinto kilómetro veo que los corredores se amontonan a la izquierda, era un punto de hidratación, los pits de una carrera pedestre. Veo cómo todos se amontonan en el checkpoint del nivel y hago lo mismo que cuando jugaba Mario World: lo ignoro completamente.
KM 5 a 6
Inicio el kilómetro viendo cómo todos arrojan el vaso de agua / Powerade al suelo tras beber el contenido (y algunos sin beberlo), me emociono por esa muestra de poder troglodita y decido aceptar el vasito en el siguiente punto de hidratación dos kilómetros más adelante, paso por la casa de la Marquesa de San Borja y me lamento por no haberle avisado que pasaría por allí. Unos saludos reales me habrían venido bien. Unas señoras en la acera gritan ánimos y luego gritan "¡Voten por Keiko!", una joven morena de polo tan rojo como su alma grita "¿Por Keiko?, ¡no!, Keiko corrupción, ¡Humala!", me guardo los comentarios y me limito a pasarla limpiamente.
KM 6 a 7
Llego a la bifurcación que divide a nuestra competencia de la de 21 KM (pronto MaTT estará allí, pude haberlo hecho pero prefiero los números pares y 42 KM era too much), continúo corriendo, me posiciono astutamente a la izquierda previniendo el punto de hidratación que nunca llega, no veo letrero por ninguna parte, me frustro y considero seriamente detenerme, veo mi reloj y un señor mayor me dice "Juventud, ¿cómo va?", le digo la hora, y me dice, "va bien, sigamos", olvido la idea de detenerme porque soy Juventud. Mantengo el paso y sigo corriendo, la testosterona liberada por el ejercicio empieza a hacer efecto y me percato de lo lindas (y bien, exageradamente bien proporcionadas) que son algunas de las corredoras que me rodean, decido que debo asistir a estos eventos más seguido y a pesar del cansancio mi cara revela una sonrisa. Es el premio al esfuerzo.
Juventud (Guerrera): Literalmente
KM 7 a 8
Jamás vi el letrero que marcaba el cambio de kilómetro, veo a un joven y a otro corredor sentados siendo atendidos, no todos pueden ganar, me digo; mantengo el paso, a lo lejos distingo unos toldos... ¡el punto de hidratación!, retomo mi sitio en la izquierda llego al punto de hidratación, estiro el brazo y un individuo me facilita un vasito que recibo sin detenerme, bebo la poquísima cantidad de agua del vaso, lo estrujo y lo lanzo al suelo. Mi yo-primate se emociona por la falta de urbanidad y me ayuda a continuar el paso, unos metros más adelante unos sujetos cargan una gigantografía de Humala. Uno de ellos dice "Apoyaremos todos los espectáculos deportivos", en mi mente pienso que el único deporte que se practicará de ganar Humala será la gran carrera para huir del país. Río un poco y mantengo la marcha.
KM 8 a 9
El cansancio vuelve a mí, sigo sin ver ningún letrero que marque el cambio de kilómetro y me imagino que sigo en el kilómetro 7, me frustra un poco el no saber dónde estoy. Tengo entonces una visión increíble, veo (y reconozco por las inscripciones de sus respectivos polos) a algunos de los que me habían superado allá por el kilómetro 2, unos caminan, otros han bajado su ritmo considerablemente, me motivo, alguien empieza a gritar ¡Ya falta uno!, veo frente a mí el ominoso letrero de "KM. 9" y cojo un segundo aire, lanzo un "WOOO" de antología, me siento un poquito Ric Flair, supero la marca del letrero y sigo adelante.
KM 9 a 10
Consulto mi reloj nuevamente y veo que estoy adelantado por varios minutos al tiempo que me había propuesto hacer, llego de vuelta al Pentágono, veo las tribunas y saludo a los desconocidos que aplauden a todos, en cuestión de un momento tengo frente a mí a un individuo cargando un letrero de 10 KM, imagino que es el final de la carrera y cometo, talvez, el único error en todo el trayecto, con el ímpetu típico de un novato el letrero me motiva y me lanzo a toda velocidad, gasto las energías que me quedaban en cuestión de segundos y noto que todavía faltaba un tramo decente, pago mi culpa corriendo lentamente con las piernas entumecidas, algunos corredores me pasan, sin embargo disfruto el placer de llegar. A todo volumen se escucha "Eye of the Tiger", levanto los brazos, paso la meta, siento una emoción inexplicable y recuerdo cuando empecé mi entrenamiento oficial, corriendo con jeans y camisa sólo porque alguien se levantó tarde y decidió cambiar la hora en que la asesoraría con su tesis, veo la evolución entre los dos momentos y satisfecho pienso claramente: MaTT lo hizo de nuevo. Levanto los brazos, sigo robando cámara.
Aftermath
Paso por la ruta de los que llegaron, me despojan de mi chip, me dan una medalla de participación y luego me atiborran de productos gratis, no como nada, un corredor intenta conversar conmigo, no le sigo mucho la charla más por cansancio que por falta de ganas, salgo del lugar y camino hacia una pileta cercana. Me siento en el pasto al borde de esta y
me encuentro con un viejo amigo, la gente empieza a llegar y a sentarse cerca de mí, se sacan fotos, hay algarabía, los hombres sonríen y presumen músculos (a veces netamente ficticios), las mujeres se fotografían en ángulos que las hacen lucir aún mejor proporcionadas, pero yo me concentro en mi compañero, lo miro a los ojos y le susurro "JAARJ", me contesta con un estentóreo "CUEC". La experiencia ha terminado y mi vida es ahora completamente diferente, aunque sigue igual. Me gradué de atleta, pero no dejé de ser MaTT. El ganso de la pileta me mira fijamente un momento, suelta otro "CUEC" y retoma sus vueltas en el agua, cumpliendo su propio circuito, maratonista a su manera.
Infaltable
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MaTT
P.D.: También me regresé caminando.