Los fanáticos del cómic, como yo, recordarán esa historia de Marvel Comics denominada Civil War. En la historia, el mundo superheroico de Marvel se dividía en dos facciones, los que apoyaban el Acta de Registro Superhumano encabezados por Ironman y los que apoyaban la labor superheroica independiente, ajena a clasificaciones legales dirigidos por el Capitán América.
La segunda vuelta de las elecciones actuales nos ha llevado a un escenario parecido, el Perú entero se ha convertido en un real-life Civil War dónde todos a quienes conozco (y seguro a ustedes les pasa) han decidido formar bandos y defenderlos a capa y espada. Ha sido para mí emocionante (porque hay que encontrar el lado extremo incluso a las peores tragedias) ir descubriendo quién es quién en esta batalla y comprobar, cómo en el tagline de la historia de Marvel, ¿de qué lado estás tú?.
No han habido pocas sorpresas, y la expectativa causada por este misterio me ha carcomido las entrañas casi por completo, más de una vez durante esta campaña he tenido que exclamar, "puedo entenderlo de cualquiera, ¡pero tú piensas cómo yo casi siempre! ¿cómo que vas a votar por Ollanta?" o sino "¿pero él va a votar por Keiko?, ¿cómo es posible?, ¡ha sido rojo toda su vida!", o talvez "Sabía que no me iba a defraudar, por algo lo he admirado desde hace años", cada conversación, cada sobremesa, cada momento (incluso durante la carrera de los 42K) ha estado lleno de política, lleno de gente tomando partido, lleno de personas alinéandose racional o irracionalmente al bando con el que más de acuerdo está. El ambiente tenso ha contribuido en gran medida a que se forme este escenario inverosímil dónde héroes y villanos nos hemos distribuido casi equitativamente entre ambos bandos.
Los resultados se verán la próxima semana, la última edición de este comic se distribuirá el domingo próximo dando paso a un nuevo storyline, pero esta carrera electoral me deja la gran maravilla de saber de qué tela está cosida cada una de las personas que conozco, sean amigos, enemigos, superiores, inferiores, conocidos, novias, ex-novias, futuras ex-novias y demás especímenes; esta contienda ha sacado a flote el verdadero yo de cada uno y, puedo garantizar que he disfrutado cada minuto, cada oportunidad en que uno de los protagonistas (y extras) de la película de mi vida ha expresado su posición. El último capítulo llegará justo en el momento en que todas las tramas alcanzan el boiling point, y sin duda llegará de manera emocionante, adrenalínica, desgarradora, superior a lo que cualquier maquiavélico guionista pudiera planear y son ese tipo de momentos los que yo disfruto, el saber que participo de history in the making.
Gracias a Keiko, a Humala, a los esbirros de ambos y al electarado peruano del que formo parte, porque me han hecho ser parte de un enorme comic bizarro y retorcido durante estos meses, de una película de suspenso a nivel nacional, gracias porque me han brindado la sensación impagable de estar entintado en una página de alguno de los títulos que tanto disfruto. Es el sueño mayor de un friki: ser parte de su propio storyline de comic. No importa si el resultado es dramático, o si termina ganando quién no quiero que gane (bueno, sí importa pero no quiero pensar en ello aún), el feeling épico del trayecto, nadie me lo va a quitar.
Compatriotas por azar, ha sido un hell of a ride.
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