Artículo: Mi Maestro

Durante el transcurso de mi vida, he vivido sucesos de todo tipo, he tratado con gente de toda clase, he aprendido cosas sumamente variadas y en toda situación, hasta en la más mínima, he obtenido enseñanzas valiosas.

Hoy, 26-07-2006, me he despedido de uno de los más grandes referentes en mi formación profesional, un ícono de mi vida académica, el Ingeniero Luis Bullón Salazar, quien fuera director de escuela de mi facultad (Ingeniería de Sistemas Empresariales). El ha sido retirado del cargo, por razones irrelevantes de mencionar aquí, y hoy lo he visto y he hablado con él a manera de despedida.

Más que ser mi director de escuela, es un maestro a carta cabal, fue mi profesor en línea directa y es, probablemente el único capaz de dictar todos los cursos de la facultad sin ningún problema (ya que domina todos los temas) pero más que eso, ES UN MODELO A SEGUIR, UNA PERSONA ADMIRABLE.

Él ahora se va, y como nunca en la vida, quise llorar, realmente quise llorar, entiendo que el funcionamiento de la universidad es algo que debe verse con pinzas, de manera fría y descorazonada, sin embargo, el gerente de piedra que tengo adentro se quebró en pedazos al despedirme de mi maestro.

Él se encontraba tranquilo, maestro como siempre, talvez dando su última gran enseñanza, en su escritorio, ahora vacío... líder hasta el último; le dije todo lo que pensaba de él, cuanto lo admiraba, lo importante que era para la facultad y lo triste que era la situación, por último le comenté la percepción que tenía de su persona... "mi mentor"; el se mostraba tranquilo, realmente conocedor de los azares de las empresas, sin embargo, también consternado por lo ocurrido (aunque una consternación casi imperceptible para una persona que no esté entrenada en las lides de la diplomacia).

El momento de la despedida fue el más difícil, le di la mano, pero sin poder contenerme lo abrazé con admiración, como si fuera mi padre, le expresé mi admiración por última vez, el asintió y yo me quedé con tristeza, ese abrazo tan respetable, cercano a ser familiar, un abrazo casi paternal donde sentí que mi período de "aprendiz" había concluido, sea por el motivo que sea mi maestro tenía que dejarme, y sin maestro no hay aprendiz... aunque el aprendizaje es constante, considero que mi período de "pequeño saltamontes" ha finalizado, abruptamente, pero ha finalizado.

El epílogo de esta historia es que "el maestro de maestros de todos los maestros de los maestros del mundo entero" (como le decíamos en la facultad), "el daddy de Ingeniería", el que nos enseñó los secretos de la MaTTrix (esos que no se aprenden en clase, como el valor de las "señoritas tiempo"), se va, con rumbo a Houston donde tiene una empresa y probablemente le vaya mejor que aquí, se va dejando a todos sus hijos Ingenieritos tristes y con deseos de reclamar (quien sabe, a lo mejor hagan disturbios) y en particular, se va poniendo fin a mi era de aprendiz, en el camino estoy sólo ahora; las bases las recibí, I'm on my own now.

Finalizo el texto diciendo lo mismo que le dije al Ingeniero en ese último abrazo de admiración.

Lo voy a extrañar... MAESTRO.

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