Un Retorno de Leyenda - Parte 4

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En el capítulo anterior...

Primero, Segunda, Tercera y Cuarta entran al Parque de las Leyendas, pasan por la boletería y se cruzan con extraños personajes en versión pirata, finalmente definen la ruta que van a seguir y van al primer punto de su travesía... la Sierra.

Allí estaba, grande, con un cielo azul simulado y piso rocoso, tal como la recordaba de cuando era niño, la jaula del cóndor se alzaba ante nuestros ojos.

- Ese sí que es un pajarón.

Dije yo al notar que a pesar de que yo había crecido desde la última vez que vi al cóndor, me seguía pareciendo enorme. Pobre cóndor, grande y majestuoso atrapado en una infame jaula, a lo lejos vi que había otro cóndor, aparentemente hembra porque no estaba haciendo nada productivo (jojo), volví la visión al cóndor que vi al principio, su enorme cresta roja seguía sobre su cabeza tal como la última vez, a diferencia de cuando yo era pequeño pude notar ciertos detalles con mayor precisión, como su minúsculo (casi al grado de ridículo) ojo totalmente desproporcionado con emplumado cuerpo, una ironía divertida de la naturaleza.

Este me lo bajé de Google, mírenle el ojo

Luego venía el puma; el puma estaba tirado estúpidamente sobre un tronco, cuando vio que la gente lo miraba sólo atinó a poner su enorme garra sobre su cabeza y así evitar ser molestado por tantos improvisados paparazzis, como no hacía mucho nos fuimos a ver otro animal.

A partir de aquel momento, a la izquierda se encontraban los auquénidos y a la derecha se encontraban los gansos y las aves de corral (una distribución estratégicamente astuta si me lo preguntan), como mencioné, Tercera muere por los auquénidos por lo que no podía evitar mirarlos de reojo, en especial cuando se dio cuenta que una joven vicuña mojada daba vueltas alrededor de su espacio, "está nervioso" dijo Tercera aplicando sus conocimientos veterinarios, a mi mas bien me parecía que estaba aburrido o que le picaba algo.

Yo quiero el shampoo que el está usando

Luego de ver ir y venir al simpático vicuño (sisisi, ya sé que esa palabra no existe, pero soy MaTT y escribo como me da la gana) decidimos cambiar de animal y fuimos hacia la derecha, allí nos encontramos con las aves (ah, las aves), primero estaban los patos, algo muy curioso fue un pato que estaba durmiéndose, se le bajaba la cabeza y se despertaba al instante sólo para dormirse otra vez (me recuerda a mi compañero de trabajo, jojo, saludos para él), de inmediato pensé en capturar dicho momento con una foto pero Tercera astutamente tenía la cámara de la marquesa (con el objetivo de fotografiar cuanto auquénido fuera posible) y honestamente yo no quería gastar el espacio fotográfico de mi nuevo celular en fotografiar un pato dormilón.

Pasos más adelante nos topamos con la jaula de los gansos y por supuesto que era como estar en el campus de la universidad, habían gansos hasta por gusto y se escuchaban combinaciones de JAARJ, CUEC, y demás; utilizando mis experiencias previas intenté establecer comunicación con ellos...

- JAARJ
- JAARJ, JAARJ, JARJ
- JAJARJ JARARAJ JAARJ
- JAARJ ARRJA
- CUEC

Luego de tan brillante conversación me di por satisfecho y dejé a los gansos hacer lo que hacen todos los días (discutir de geopolítica o practicar danza clásica), regresé con Segunda y Cuarta (que ya habían recuperado a Tercera, y a la cámara fotográfica) y continuamos el camino.

Tuvimos que regresar ya que esa área del zoológico terminaba allí, tocaba tomar el otro camino pero antes había que pasar por una bifurcación (que no mencioné en el capítulo anterior porque lo escribí algo apurado... o creo que no me acordaba) donde había un quiosco y animales de plástico para tomarle fotos a los incautos por una modesta cantidad de dinero, como la marquesa contaba con su propia cámara decidimos aprovechar el lugar e iniciar las fotos.

Las chicas querían fotitos de grupo y a mi, como buen caballero, me tocó fungir de fotógrafo, por supuesto que aproveché el momento para recordarles a gritos los cursos de fotografía que he llevado (y es que presumir es indispensable), sin embargo al sacar la foto me di cuenta que la cámara era un poquito... un poquito... compleja de manejar; luego de sacar un par de fotos borrosas comenzé a agarrarle el truco "es un botón para que cuadre y otro para sacar la foto" pero la marquesa no estaba dispuesta a esperar más y optó por sacar las fotos personalmente.

Superado el impase y luego de asegurarles una y mil veces que "la próxima foto me sale bien", seguimos el camino, todavía quedaba algo de sierra por ver, el siguiente animal en el itinerario era el zorro (si vieron a un tipo tarareando escandalosamente la canción de Star Fox frente a una jaula, ese era yo).

Más adelante estaban los aguiluchos, parados de a tres sobre una rama, encantado por su mirada de ira (muy similar a la mía si me lo preguntan) no me percaté que Quinta llamó al celular de la marquesa para comunicar su llegada, nosotros proseguimos el camino para ver al zorrillo metido en la jaula de los cernícalos (lo que acabaría en cernícalos muertos por la peste, o en puré de zorrillo), llegamos a la mítica Mina (una mina artificial con todo y trabajadores de plástico) y mientras debatíamos si entrar o no, nos dimos cuenta que Quinta no aparecía por lo que decidimos retornar, pasamos de nuevo por donde los cernícalos (que ya empezaban a apartarse del pobre zorrillo, al parecer no les apetecía), pasamos por donde el zorro y allí estaba ella...

Quinta había llegado.

CONTINUARÁ (de todas maneras)...

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