Un Retorno de Leyenda - Parte 2

Para leer la parte uno, click acá.

En el capítulo anterior...

MaTT y la Marquesa de San Borja (ahora llamados, Primero y Segunda) organizan en un momento de aburrimiento una visita al Parque de las Leyendas (un zoológico local) e invitan a seis amigos más; dos de ellos desisten, por otro lado MaTT compra comida para el paseo.

Al día siguiente, me desperté a las ocho de la mañana emitiendo bramidos lastimeros, había dormido poco más de cinco horas (nada comparado a las 12 o 14 horas que solía dormir cuando era un desempleado más) y el día empezaba, iba a ser divertido pero largo, muy largo; intenté levantarme y no pude, el sueño era una cosa, pero precisamente ese día tenía un tremendo dolor muscular que no me dejaba moverme, combatí ferozmente contra mis propias debilidades y cinco minutos después estaba parado intentando sostenerme como podía.

Lo primero que hice fue encargarme de mi aseo personal (porque no tenía intenciones de ser retenido en el Parque), así que me bañé (con agua hirviendo, como siempre), me peiné (o hice el intento), me lavé los dientes, me vestí, me puse mis nuevos guantes de lucha libre, me puse mi casaca de la suerte, guardé mi celular, usb, documentos, libreta, lapicero, plata, llaves (es increíble la cantidad de chucherías que entran en esa casaca aunque más increíble es el espacio infinito en las carteras de TODAS las mujeres); el plan era aparecerme a las 9:30 en la casa de Segunda (la marquesa), a las 9:10 estaba completamente listo y la llamé.

Por sorpresivo que parezca ella no estaba lista aún así que me dijo que vaya en media hora, entonces hice lo que hago en ese tipo de ocasiones, entré a Internet, no tenía tiempo de postear o de hacer nada muy complejo así que me metí a Neopets, alimenté a mi Elephante (y a su hermana adoptiva, una Yurble Verde llamada Oyann, jojo), jugué un par de juegos, y antes de darme cuenta ya eran las 9:45, salí lo más rápido que pude, tomé el primer taxi que encontré (que a la postre le pertenecía a un tipo que me pareció evangélico, dado que tenía una copia de la Biblia sobre el panel de control) y le ordené enrumbar al palacio de la Marquesa (ok, ok, Segunda).

En menos de 10 minutos estaba en la puerta, me acerqué al timbre y llamé por celular (es que los timbres no me tinkan mucho)... allí se dio esta conversación:

MaTT: ¿Aló?
Marquesa: Aló
MaTT: Estoy en la puerta
Marquesa: Yo también

Y en un acto inesperado me abrió mientras sostenía el celular con la otra mano...

MaTT: Hola
Marquesa: Hola
MaTT: Bueno, voy a colgar
Marquesa: Está bien, pero pasa

Entonces corté la comunicación y entré a su casa, vi a la tortuga Leonardo merodear por el jardín, entré a su sala y noté que no había cambiado mucho desde la última vez que fui (es que es difícil que una sala cambie notoriamente de una semana a otra), luego de hablar durante unos minutos sobre el complot de Sétimo y de generar una pequeñísima esperanza para que este asista a la excursión a pesar de todo, llegó Cuarta con la alegría que la caracteriza, sin perder tiempo salimos para tomar el taxi que nos llevaría al supermercado Metro de la Avenida La Marina donde nos encontraríamos con Tercera, Quinta y Sexto.

El logo de Metro versión abstracta, la verdad no tenía más fotos para este capítulo

En el camino, como excelente amigo hice el último intento para lograr que Sétimo vaya, lo llamé al celular, no hubo respuesta, a los dos minutos llegó un mensaje "¿Qué quieres?", llamé de nuevo, esta vez respondió...

MaTT: ¿Vas a venir?
Sétimo: No
MaTT: Ya chévere, nos vemos mañana

Y allí quedó todo esfuerzo, la verdad no estaba para rogarle nada a nadie, Sétimo es un gran amigo mío pero no lo iba a obligar a ir (a lo mejor emanaba malas energías y volvía violentos a los animales)... mientras tanto, la Marquesa conversaba con Quinta y Sexto quienes le decían que llegarían un poco más tarde y nos alcanzarían en el mismo parque, así las cosas, el taxi tomó velocidad y en menos de lo que pensábamos habíamos llegado al Metro de la Marina.

Apenas llegamos di mi contribución para el pasaje, le di mi mochila amarilla a la marquesa (no sin antes escuchar el clásico "¿Que llevas, piedras?") y tomé velocidad hacia el baño, me mojé el cabello (me saqué los guantes primero si es lo que estaban pensando) y salí.

Al salir, Tercera ya estaba conversando con Segunda y con Cuarta, teniendo presente que Quinta y Sexto iban a llegar algunas horas después caminamos hacia el parque, mientras me acercaba veía las cosas algo cambiadas... "¿Dónde rayos están los ambulantes?" pregunté, pero luego me callé la boca por temor a que regresen, avanzábamos y veíamos paredes pintadas con animales (cosa que no había la última vez que fui), ellas conversaban (como buenas mujeres) y cuando estábamos a punto de llegar casi tienen un pequeño estrellón con un auto en movimiento que iba a toda velocidad, afortunadamente el auto salió ileso.

Mientras nos acercábamos a la entrada aparecieron los ambulantes (pero esta vez estaban parados, los puestos que recordaba de cuando era niño ya eran historia), los ambulantes ofrecían gorros con formas de animales, animales con formas de gorros, binoculares, cámaras de fotos, rollos de película, y fotógrafos portátiles (de verdad, no es un chiste); un ingenuo vendedor intentó sorprender a la amable Cuarta para venderle unos binoculares, pero ella respondió rapidamente: "no gracias, ya tengo lentes", el vendedor no insistió (por suerte para él, porque en cualquier momento Cuarta sacaba un arma y le volaba los cesos) y finalmente cruzamos la puerta hacia la entrada, el enorme patio que separaba la puerta de la boletería seguía igual que siempre.

Las boleterías estaban al fondo, siempre verdes; los vendedores estaban ofreciendo productos, siempre atentos; los niños estaban correteando, siempre molestos; y la gente estaba tratando de meterse en la cola, siempre peruanos; nosotros nos acercábamos poco a poco...

La aventura estaba a punto de empezar.

CONTINUARÁ (se supone)...

Tags: retorno, parque, leyenda, segunda, parte, MaTT

MaTT