viernes, marzo 22, 2013

El Gran Miembro - Parte 2

En el capítulo anterior... 

MaTT, concordante con la revocatoria y descreído de la democracia tradicional, es elegido miembro de mesa, producto del azar y del nivel de instrucción superior. Con ánimos elevados y un civismo considerablemente mayor al promedio, parte para realizar su labor a pesar de apoyar una opción altamente impopular gracias a la manipulación mediática, la militancia zurda, el desinterés juvenil, el hipsterismo político y el masivo desconocimiento de un segmento poblacional importante.


La calle aún estaba oscura, un carro solitario atravesó la avenida, algunos peatones madrugadores merodeaban, más que nada repartidores de periódicos o recicladores; miré a ambos lados, luego al cielo, giré mi cuerpo rítmicamente y empecé a cantar mi propia versión españolizada y bastarda de "Good Morning Baltimore" (proveniente de Hairspray, para quién le interese) mientras iniciaba el camino a mi centro de votación con una sonrisa de oreja a oreja.

Algo así, pero más viril y con menos triglicéridos.

Caminé por una hora, en medio del trayecto llamé a mis exclusivos contactos de la ONPE para compartirles mi alegría y de paso preguntar que habría de comer, me dijeron que, por lo menos, atún y galletas, suficiente para mí (recuerden que, de todas formas, llevaba pizza); todavía más alegre y deseando éxito para mi prójimo, proseguí mi camino por cuarenta y cinco minutos más mientras escuchaba los comentarios matutinos de Radio Villarán donde Juliana Oxenford y un co-conductor que no reconocí ofrecían ayudar a la gente que llamara a encontrar su centro de votación mientras hacían algunos comentarios, a mi gusto, tendenciosos. Inspirado por la magia del momento llamé, estaba dispuesto a generar mindfucks expresando mi emoción por ser miembro de mesa y mi disposición por marcar el "SÍ" 35 veces (a quienes rescaté, eso adivínenlo ustedes), sin embargo, a pesar que ninguna llamada salía al aire en ese momento, las líneas estaban ocupadas por lo que decidí dejar de llamar.

Llegué al cruce de Caminos del Inca con la Avenida Higuereta, un lugar de suma importancia en mi vida, un cruce que miles de veces frecuenté cuando estaba aún en el colegio; nostálgico me di cuenta que eran ya las 7:00 A.M., y me quedaba media hora para completar mi camino. Mi sentido de la puntualidad me previno de seguir caminando, tomé un taxi donde convencí al amable e indeciso conductor de marcar el "SÍ" 40 veces (no fue muy difícil, considerando que a pesar de haberme dicho en un inicio que pensaba votar por el "NO", tenía un volante de apoyo al "SÍ" junto a la palanca de cambios). Llegamos en 15 minutos, el colegio estaba cerrado y no había rastro de gente, asustado le pagué al taxista y salí preparado para enterarme que me había equivocado de colegio; afortunadamente no fue así, simplemente habían abierto una puerta más adelante de la principal, suspiré aliviado y le agradecí con una sonrisa millonaria a la inocente niña que me atendió en la recepción.

Lo reconocí fácilmente porque era igual al que estuve usando para hacer campaña.

Entré al colegio algo nervioso, me recibió un enorme cartel con una inscripción que decía "Bienvenidos a la fiesta electoral", sonreí; un par de coordinadoras de ONPE me recibieron aún más sonrientes que yo y me llevaron hacia mi mesa, escuché que una le dijo a la otra, "Ya son tres"; entré y, efectivamente, en mi mesa habían ya dos personas. Me presenté con galanura, charlamos, eran la secretaria (de mirada vivaz, quizás en sus 40') y el primer suplente (casi de mi edad, vestido con un polo providencial que decía "Pura Vida", simbolismo puro que me reveló que yo estaba en dónde debía estar), sólo faltaba el presidente para abrir la mesa; empleamos el tiempo de espera para conocernos mejor. "Me ha tocado una buena mesa", dije con certeza y ellos coincidieron con mi opinión. Unos minutos después llego el primer asignado de la mesa del costado, un gordito que campante nos dijo que era tercer miembro y que no había ido a las capacitaciones, "no puede ser tan difícil", recalcó; casi al instante llegó una señora, la segunda suplente de aquella mesa que tan pronto reveló su cargo dijo "yo me voy rápido"; reímos y continuamos hablando, intimando, haciendo amistad, intercambiando tarjetas y elogios, todo andaba bien.

Una buena mesa.

Ingresó entonces otro joven, no tanto como yo pero definitivamente joven, de andar recto y porte casi militar, probablemente en mitad de sus 30's. "¡El presidente!", pensamos, pero era sólo el tercer suplente; nos reveló que era piloto y que tenía que salir de vuelto en un par de horas, suspiró aliviado cuando vio que habían llegado tres miembros de mesa antes que él lo cual le libraba de quedarse todo el día. Se unió amable a nuestra conversación que continuó hasta que entró de súbito la señorita de la ONPE gritando: "¡8 y media, hora de abrir la mesa!", un cosquilleo en el estómago me alertó, ella se acercó a nosotros y nos dijo, "No llegó su presidente, todos ascienden un puesto, se queda el primer suplente. ¡ABRAN LA MESA!"; luego se acercó a la mesa del costado donde le dijo al gordito, que dicho sea de paso estaba atemorizado, "tú eres presidente, debemos tomar un miembro de la fila para que puedan abrir su mesa".

Mientras el gordito quedaba petrificado por el nerviosismo y se formaba una mueca de incredulidad en cara de la segunda suplente, en nuestra mesa nos entregaron el material. Saqué mi cartilla de miembro de mesa y conciliándola con lo que recordaba de la capacitación empecé a dar indicaciones a mis compañeros, en 10 minutos instalamos la mesa (con la satisfacción de poner "FALTÓ" al lado de los miembros de mesa inasistentes y saborear la multa que se les venía) ante la mirada de algunas personas que ya tomaban posición en las afueras del aula, registramos todo en el acta de instalación.

Cantidad de Hologramas: 189
Cantidad de Cédulas: 190
Hora de instalación: 8:40 A.M.

Empezó el proceso; votó el tercer suplente y, agradecido por nuestro civismo, partió a volar llevándose nuestros parabienes y mejores deseos; votó el primer suplente ahora secretario, ¡pura vida!; voté yo con mis "35 veces SÍ" sintiendo especial placer al marcar las tres primeras casillas y posando para una foto imaginaria cuando depositaba mi voto en el ánfora; votó la secretaria ahora presidenta y en nuestra mesa todo era fiesta, sonrisas. Con el mayor de los ánimos hicimos pasar al primero de nuestra fila, un joven con rostro honesto que parecía contento de estar allí.

Unos metros a nuestra derecha, la mesa contigua esperaba a que, desde la fila, trajeran a la persona que asumiría las funciones de tercer miembro; el ahora presidente esperaba incólume, mientras no tuvieran a alguien no podrían abrir su mesa. En las afueras del salón, se oía el rumor de una pelea. Todo había comenzado.

¿Qué ocurría en la fila?, ¿Quién se estaba peleando?, ¿Iba a empezar tan temprano la violencia?,¿Era una invasión zombie?, ¿Lograría abrir la mesa el gordito?, ¿De verdad traerían atún?, ¿Cuánto demoraría el conteo?, ¿Salvarían a "Huevoduro"? ¿Vendrían los hombrecillos de colores sin huellas digitales?, ¿Qué pasaría si en nuestra mesa votaba John Doe?, todas estas preguntas encontrarán respuesta en el trepidante próximo capítulo. 

CONTINUARÁ

MaTT

No hay comentarios.: