miércoles, febrero 01, 2006

El Cementerio

Este Post fue escrito el 31-01-2006 (ayer) a las 2:18 PM

Hoy fui al cementerio el Ángel con mi madre, mi abuela, y la chica que la cuida, este sería un clásico post acerca de mi y mis aventuras, pero no... esta vez no, esta vez se trata de Eric.

Eric es un niño de 12 años, que me llega poco más arriba del ombligo, desgarbado, moreno, muy flaco que trabaja vendiendo flores en el cementerio el Ángel, traía polo anaranjado y unos shorts de jean que dejaban ver unas piernitas extremadamente delgadas, con algunos raspones y slaps (o chancletas como les dicen) negros y muy gastados; y con un tarro viejo de pintura Vencedor como herramienta de trabajo.

Todo empezó cuando llegamos en taxi a Barrios Altos, yo me moría de miedo y de cansancio, cuando bajamos del taxi, teníamos un cuarteto de vendedores de flores que cual aves de rapiña insistían para que compremos, mi mamá compró un ramo de 3 soles sólo para que se callen pero no cedían, en especial un joven con cara de pocos amigos que parecía asaltante más que otra cosa... pasos después, llegó este niño, Eric, quien ofreció "aguita" para las flores, mi mamá aceptó sin chistar.

Mi abuela deseaba visitar la tumba de su madre y su padre pero los años eliminaron esa entrada de su memoria, porque lo que no recordaba la ubicación de las respectivas tumbas; mi mamá pidió ayuda a nuestro eventual guía Eric, pero mucho no podíamos hacer, la carencia de una base de datos centralizada accesible vía internet y del respectivo equipamiento informático hizo que el viejecito de la cabina de informes dijese "no sé, señorita, esos datos están en la beneficencia", con lo que mi mamá decidió ir a la Beneficencia acompañada por Eric.

Yo hube de cargar el ramo, cuidar a mi abuela y esperar... no voy a alargarme en mis quejas de turno porque no viene al caso, rato después (largo rato, debo decir) ellos volvieron, Eric comía un helado que seguro mi mamá le invitó y tenían la dirección, caminamos entre nichos, tumbas y mausoleos, mi abuela se detuvo en un determinado momento y al final fuimos mi mamá y yo sólos, luego de un largo rato llegamos.

Eric fue a traer una latita para colocar las flores en la tumba del bisabuelo, entonces llegó un pirañón insistente a decirle que no podía porque no trabajaba allí... insistía en que le demos 2 soles para que ponga la lata, mi mamá lo despachó varias veces antes que el pesado sujeto decidiera irse, al rato llegó Eric con una lata de otro muerto, borró las letras, le puso agua y se dedicó a crear un adorno floral con la mitad del ramo que compramos (la otra mitad era para la bisabuela).

Debo decir que ver a este pequeño niño arreglando el adorno fue una de las cosas más conmovedoras que vi en mi vida, lo hizo con cuidado, con dedicación, se notaba que no lo estaba haciendo "al lote" para que le paguen y se vaya, hasta parecía que lo hacía con amor; sus manitos tocaban las rosas llenas de espinas, las cortaban, las arreglaban, todo el proceso fue increíble, mientras trabajaba mi mamá averiguó que su cumpleaños era el 11 de Setiembre (irónico) y que llevaba unos 2 años en el oficio; entre tanto yo miraba un árbol pequeño justo junto a nosotros, la analogía se hizo inevitable, sorprende ver como la vida se abre paso hasta en los lugares más inhóspitos; cuando hubo terminado volvimos a por la abuela, mi mamá, incansable como siempre, insistió en ir a ver la tumba de la bisabuela; mi abuela se negó así que se quedó esperando en el Ángel.

Nosotros fuimos con Eric al Presbítero Maestro, antes de proseguir el recorrido Eric fue a sacar agua para esta nueva empresa, pero los dueños del puesto de donde era el agua le gritaron fúricos por esto, la dueña, una joven atrevida le salpicó agua, a mi mamá le cayó una parte y sólo obtuvo un "disculpe señora"; proseguimos el camino por calles despintadas, sucias, con olor a peligro; yo, un mangansón de metro 86 me moría de miedo mientras el pequeño Eric se desplazaba con naturalidad e inspirando confianza... llegamos al cementerio, y tras buscar la tumba de la bisabuela por un largo rato, y sin éxito, optamos por irnos; en el camino de salida mi mamá le pagó a Eric por sus servicios, lo hizo echar el agua que no se utilizó a una planta de choclos que inesperadamente estaba creciendo allí y le compró otro helado.

Eric servicialmente nos acompañó a recoger a la abuela, mi mamá le compró ahora unos dulces en un kiosko que había al frente, Eric se fue feliz con su balde a continuar trabajando, mientras volvía al cementerio lo vi echarle la poca agua sobrante a la vendedora que inicialmente les había echado el agua sucia... no pude evitar reírme, cuando salimos yo seguía cargando las flores sobrantes y mi mamá que vio a Eric por allá, le dio una llamada y se las regaló, "para alguna novia" le dijo sonriendo y Eric agradeció nuevamente... mientras el se iba nosotros tomamos el taxi.

Ese pequeño niño, esta tarde no sólo se llevó 2 helados, dulces y una buena propina... sino que se llevó mi total respeto y mi bendición.

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MaTT

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de leer tu blog y lo que pusiste fue muy triste , me conmovio mucjo

Sherezada dijo...

Siempre me ha gustado ir al cementerio, quizás porque nunca he ido deshaciéndome en llanto por la pérdida de un ser querido... pero desde siempre me he admirado del mundo que se crea en torno a las tumbas, hay gente que vive en los cementerios y niños que crecen saludando a las tumbas entre juego y juego. de verdad en esta tierra podemos ver cualquier cosa. }

Besotes!!
Sherezada

MaTT dijo...

Es sorprendente, yo he ido antes, pero creo que era muy inocente (o muy distraído) y nunca me di cuenta de lo que pasaba.

Una situación fuera de lo común.

MaTT

Anónimo dijo...

soy sergio carmona solano 19 años vivo en valencia españa pero soy de lima_peru acabo de leer la historia de erick y me a parecido muy conmovedora ya q en parte veo reflejada parte de mis anepdotas personales como erick saben yo desde los 10 años a los 16 justo antes de salir de lima iba al cementerio a vender agua como todos los lugareños de las cercanias del agustino la region en la cual se hubican ciertos cementerios en las fechas mas comerciales como el dia de la madre el dia del padre el dia de los muertos el dia del niño tambien y el recuerdo mas chocante q tuve en el cementerio fue el q teniendo 12 años eran poco menos de medio dia en pleno dia de la madre yo estaba ofreciendo mis servicios como todo niño vendedor de agua y vi a dos señoras de esas q nunca faltan que presumen de lo q llevan puesto y q te ponen un calificativo tan solo con verte y creen q les vas a robar me les acerque y les dije señoras desean agua escalera le limpio el nicho y a plena vista se notaba q ellas querian los servicios del cuidador de cuarteles pues bueno las señoras me despacharon y me miraron con mala cara diciendome no no no queremos nada pues bueno me di media vuelta y me cole entre los pabellones a seguir buscando clientes cuando en eso vi pasar a dos chicos como de unos 15 a 16 años a los cuales las señoras llamaron para q les hiciera un servicios pues bueno eso me molesto un poquito ya q si querian servicio pero no de mi ya q les habria dado mala impresion o me hubiecen confundido con un pirañita pues bueno ni a los dos minutos sucedio q las señoras al momento de pagarles a los chicos uno de ellos le quito la billetera el otro abrazo a la otra señora mientras el siguiente tiraba al suelo a la señora para salir huyendo con su dinero al parecer llevaba mucho por el llanto de las dos señora pues bueno con leer la historia de erick me paso por la cabeza la injusticia q se puede llegar a tener con los chicos mas jovenes sin hablar de los vigilantes q en los dias festivos cobran por dejar pasar a los niños para poder vender agua