Calma

Calma, respira, deja que asiente.

Siente el aire tibio entrando y saliendo frío de tu boca, atravesando tu pecho, siente el paladar reseco y los ojos perdidos. 

Siente tu diafragma agitándose, tus costados cosquillean coléricos, un nudo se posa en tu garganta mientras luchas rabiosamente para que no se escurra ni una lágrima porque esas épocas quedaron atrás.

Siente la mueca que se forma en tu rostro tirando tus comisuras hacia abajo, exponiendo tus dientes, tu cuello empieza a temblar seguido de tu mandíbula, si tuvieras un espejo te observarías en esta escena salvaje, casi inhumana.

Siente aquel puño que estruja tu corazón cuando tu espíritu quiere gritar, siente la falta del oxígeno tras haber exhalado el poco aire que te quedaba con un jadeo razonablemente sonoro; siente como con cada respiración se calienta tu entraña y, podrías jurar, arde tu alma; mientras retorna esa punzada inmisericorde en el centro de tu cerebro.

Siéntelo, siente todo eso.

Úsalo como combustible.

De nada.

MaTT